Desde que medité esta frase del Padre Federico, me he dado cuenta que la única manera de poder ser tu esclavo es pidiéndote ayuda. Por ello te digo:
Quiero…, necesito…, desde mi libertad ser tu esclavo. Pertenecerte…, depender totalmente de ti…, absolutamente. Mi niña, mi Inmaculada Niña… mi amor, en ti me abandono.
Gracias por estar siempre a nuestro lado, y ha enseñarnos ha abandonarnos cada día en Ti y en tu Hijo.